EL PALEOGENO EN EL CONO SUR

Autores/as

  • N. Malumián Dirección Nacional del Servicio Geológico, Buenos Aires

Resumen

El Cenozoico, en las cuencas atlánticas intercratónicas, se caracteriza por transgresiones someras y regresiones que compusieron una columna sedimentaria altemantemente marina y continental con marcados períodos erosivos. Sólo en la cuenca Austral o de Magallanes, de retroarco, se presenta una sucesión mayormente marina. En las cuencas intracratónicas interiores, el relleno paleógeno, casi completamente continental, está ejemplificado por la cuenca Salta de las Sierras Subandinas.

En el Paleógeno se destacan tres ciclos. El primero (Maastrichtiano- Eoceno inferior), ya iniciado en el Cretácico tardío, con una transgresión de máxima extensión en el Maastrichtiano que es la única en inundar la cuenca Salta (Subgrupo Balbuena). Contiene el límite K/P, sin mayores manifestaciones físicas, con un notable cambio faunístico no sólo en sus conjuntos planctónicos, sino también con la extinción de los numerosos elementos endémicos bentónicos. En sus términos regresivos deja las Formaciones Dorotea (cuenca Austral), Salamanca (cuenca del Golfo), Roca (cuenca Neuquina) y Pedro Luro (cuenca del Colorado), principalmente danianas. En el Paleoceno tardío sólo continúa la sedimentación marina en la primera cuenca; en las restantes se registran las formaciones continentales Río Chico, Carrizo y Ombucta, respectivamente; en la cuenca Salta, corresponden a las sedimentitas continentales del Subgrupo Santa Bárbara. El magmatismo y la actividad tectónica son escasos durante el ciclo. El límite Paleoceno/Eoceno, en cuenca Austral, coincidente con el contacto formacional Cerro Dorotea/Río Turbio, se encuentra dentro de una secuencia marina somera, comprendido en un hiato erosivo y asociado a un pico positivo del contenido de caolín, que refleja el óptimo climático del Paleógeno. En cuenca del Golfo, aparentemente coincide con el contacto formacional concordante entre unidades continentales (Formaciones Río Chico/Casarnayor), con indicadores de climas correspondientes a selvas o bosques cálidos, y herbívoros ramoneadores con identidad taxonómica con los del Subgrupo Santa Bárbara que indican una relativa uniformidad climática.

El segundo ciclo (Eoceno medio) corresponde a una transgresión en las cuencas Austral y de Valdés, con escaso avance sobre la Patagonia septentrional. Incluye notables reservas de carbón (F. Río Turbio, cuenca Austral), los últimos depósitos carbonáticos masivos y elementos micro y macrofaunísticos de marcado carácter endémico. La transgresión no se reconoce en la cuenca del Golfo, en donde el Grupo Sarmiento, mayormente piroclástico y loéssico, porta clásicas faunas mamalíferas. La F. Musters de este Grupo carece de reptiles climáticamente sensitivos, y aparecen mamíferos pastadores sugiriendo un desmejoramiento climático. Antecediendo y contemporáneamente al ciclo sedimentario, se concentran los cuerpos alcalinos básicos de la F. Buitrera y equivalentes, y en el norte de la cuenca Austral, efusiones basálticas (Basalto Posadas).

La mayor interrupción y cambio dentro del Paleógeno se produce en el Eoceno medio tardío a tardío temprano por efecto de la Fase Incaica, manifestada por el retiro del mar y marcadas discordancias angulares en las regiones andinas de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Allí el Eoceno medio marino plegado (Formaciones La Despedida y Leticia) es cubierto por la F. Río Leona, primera unidad continental de la Isla desde el Cretácico, y por la F. Cabo Peña, marina. En la región andina de la cuenca Austral se desarrollan espesos conjuntos conglomerádicos (Conglomerado Tchat chii y F. Río Guillermo). En la Patagonia finaliza el clima paratropical imperante hasta el momento.

El tercer ciclo (Eoceno cuspidal-Mioceno inferior) comprende las transgresiones comúnmente denominadas patagonianas. Su base es marcada por muy conspicuos niveles glauconíticos en la cuenca del Colorado (F. Elvira) y en la de Valdés. En cuenca Austral se inicia por un episodio transgresivo menor (F. San Julián), asociado con la extendida F. Río Leona. Un episodio transgresivo mayor, representado por las Formaciones Monte León y Carmen Silva (cuenca Austral), corresponde a la segunda transgresión en importancia por la superficie cubierta y se reconoce en todas las cuencas patagónicas atlánticas. Desde el inicio del ciclo se destacan notorias asociaciones de foraminíferos dominadas por aglutinados semejantes a las de áreas subantárticas, que alcanzan hasta la cuenca del Colorado, que junto con aportes silicobiogénicos, señalan un marcado cambio en el régimen oceanográfico. En su regresión, mayormente representada en la continental y extendida F. Santa Cruz, no se encuentran mayores manifestaciones físicas que puedan asociarse al límite Paleógeno/Neógeno; las condiciones temperadas y someras no son propicias para las formas planctónicas guías que señalan el inicio del Neógeno, por lo que este límite aún es impreciso. El tercer ciclo, en el noroeste de la Argentina, estaría representado por el Grupo Orán, continental.

En el borde occidental del Cono Sur hasta los 30° lat.S, acumulaciones volcánicas y volcanoclásticas carentes de registros marinos representan un arco magmático paleógeno con grandes estratovolcanes y escaso desarrollo de cuencas de retroarco. Más al sur, las volcanitas están asociadas con depósitos lacustres dentro de una serie de cuencas intermontanas, y se reconocen sedimentitas marinas-parálicas del Eoceno inferior y medio en la cuenca de retroarco de Arauco con yacimientos de carbón. Al sur de los 40° lat.S, el cinturón volcánico tuerce hacia el Macizo de Somuncurá, por el norte de los Andes Patagónicos. Entre 46° y 49° lat.S la distribución y evolución de los basaltos de plateau de la zona de plegamiento y fallamiento parecen relacionarse con la colisión de la dorsal Aluk-Farallón contra la trinchera a lo largo del margen continental. Los basaltos eocenos de plateau al sur de 43° lat.S están asociados con una ausencia del arco eoceno. La reorganización de las placas entre los 48 y 25 Ma, influyó considerablemente en las deformaciones compresionales locales del dominio andino. La reorientación en el vector de convergencias de la placa Nazca-América del Sur fue seguido por un rápido decrecimiento en el magmatismo del arco andino, y el Oligoceno ha sido un período de relativa quietud.

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Publicado

10/01/2015

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